Es una emoción básica que aparece cada vez que sentimos que nuestro espacio mental, emocional o físico está siendo invadido por alguien o algo más, y no nos sentimos vistos, escuchados o tenidos en cuenta. Emerge ante la necesidad de poner límites y reafirmar qué es lo que realmente queremos pero que no somos capaz de pedir o expresar. De ahí que la ira sea calificada como «mala» o «negativa», y tengamos la creencia de que ésta aparece para hacernos dar o dañar a otros, pues viene con la fuerza biológica necesaria para despertarnos y darnos cuenta de qué es los que realmente deseamos y tomar acción para llevarlo acabo.