Dicen que “enseñamos lo que tenemos que aprender” y yo quiero aprender a ser libre, libre emocionalmente, libre de la imagen que forjé de mi misma, libre de los juicios que me dividieron, de los miedos que me bloquearon, de las culpas que me limitaron y de los pensamientos que distorsionaron la belleza que me habita.
Por eso quiero que nos atrevamos a abrir nuestro corazón, a ser sinceros con nosotros mismos y permitirnos ser vulnerables a nuestro propio juicio, para así des-hacer las barreras que nos tiene divididos entre quién somos realmente y él que le mostramos al mundo.
Devolvamos los pasos hacia aquellas experiencias en las que nos negamos el aprendizaje y nos tienen anclados en un “pasado”, abstraigamos el conocimiento que éstas quieren ofrecernos para avanzar hacia la edificación de nosotros mismos observándonos con el corazón.
Caminemos hacia una vida realizativa cambiando las formas y las maneras, las estructuras y los conceptos que nos tienen atados a una vida primitiva. Abrámonos a explorar otros campos de la vida en lo que somos más que un rol, un papel, un objetivo, un resultado y un cuerpo, y recuperémonos liberando a los demás de que nos quieran como nosotros queremos que nos quieran.
Empecemos a darnos el amor que nunca nos ha hecho falta y que solo nosotros nos hemos negado para disponernos a escuchar la única vos que ignoramos: La nuestra. Dirijamos la atención hacia nuestros pensamientos y elijamos los sentimientos que queremos experimentar para que lo que hagamos no contradiga lo que somos y cada acto sea la expresión de nuestra coherencia.
La libertad emocional es un camino que se recorre cuando nuestras mentes y nuestros corazones se alinean en nuestros actos. La pregunta es: ¿qué nos impide ser realmente libres? No conocernos a nosotros mismos.
Dejemos de vivir en incoherencia atreviéndonos a cuestionar la idea que tenemos de quién somos y empecemos a ver más allá de los papeles que nos hemos asignado, quitándonos los velos de la culpa, la crítica y el miedo que motiva lo que hacemos y que nos distrae de lo que realmente somos.